Soy el aire que respiro,
la esencia dulce del perfume de las flores.
Soy la libertad que sienten los pájaros al volar,
la sorpresa que trae cada amanecer.
Despierto con el Sol y me acuesto con la Luna.
¿Quién puede saber realmente el sentido de la vida?
Al abrir y cerrar los ojos, pongo mis manos en el pecho
y escucho el latido de mi corazón,
vibrando, conectándome con el presente.
Estoy viva, inmensa como el cielo.
Te invito a realizar un ejercicio para conectar con esta fuerza.
Encuentra un lugar agradable y acuéstate.
Desplaza tus piernas y tus brazos hacia los costados,
siente cómo la tierra te ancla al presente,
y cierra los ojos.
Inhala, siente el vacío y exhala.
Abre los ojos y, al girar tu cuerpo hacia un costado,
toca el suelo con tus manos y pies.
Inhala, siente el vacío y exhala.
Suavemente, inclina tu cabeza hacia atrás
y regresa al centro.
Sé consciente de cada movimiento.
Pausa. Silencio.
Ahora gira hacia el otro costado,
toca el suelo con tus manos y pies.
Inhala, siente el vacío y exhala.
De nuevo, inclina tu cabeza hacia atrás
y vuelve al centro,
manteniendo la conciencia en cada gesto.
Permite sentir la conexión con la tierra,
y recuerda que eres parte de esta fuerza natural.