Como se abordó en la entrega anterior, el equilibrio es la habilidad de mantener el centro de gravedad del cuerpo sobre una base de apoyo. Esta capacidad nos permite:
- Percibir el movimiento.
- Identificar la orientación de la gravedad.
- Determinar la dirección y velocidad del movimiento.
- Realizar ajustes posturales y mantener la estabilidad.
El equilibrio se logra y se mantiene mediante varios sistemas:
La Función Vestibular
Regula el equilibrio y trabaja en conjunto con la propioceptividad. Ubicada en el oído interno, es fundamental para nuestra estabilidad y coordinación.
El Sistema Vestibular
Es un órgano sensorial esencial para la percepción del movimiento del cuerpo. Determina nuestra postura, equilibrio y coordinación.
La Propioceptividad
Consiste en las células ubicadas en las terminales nerviosas, músculos, ligamentos, tendones y articulaciones. Nos proporciona información sobre cómo se encuentra nuestro cuerpo en el espacio y la ubicación de los segmentos corporales entre sí.
La Visión
Controla el movimiento y permite la coordinación a través de dos tipos:
- Coordinación Visio-Motriz: Implica un desplazamiento total del cuerpo, como en actividades como danzar, caminar o correr.
- Coordinación Óculo-Manuel: No implica desplazamiento del cuerpo completo y se refleja en acciones como tocarse la mejilla o dibujar.
Ejercicio para Trabajar el Equilibrio y Abrir el Aprendizaje
Te propongo un ejercicio para seguir trabajando el equilibrio y facilitar la apertura al aprendizaje.
Colócate en el suelo en posición horizontal, dejando que tu cuerpo adopte la forma de un palito. Cierra los ojos y realiza tres respiraciones profundas:
- Inhala… retén… exhala.
- Nuevamente… inhala… retén… exhala.
- Una vez más… inhala… retén… exhala.
Percibe cómo está tu cuerpo y cómo te sientes.
Levanta el brazo derecho hacia el cielo de manera vertical, manteniendo el resto del cuerpo en reposo sobre el suelo. A continuación, levanta la pierna izquierda en dirección al cielo, realizando el movimiento de forma simultánea con el brazo derecho. Repite este ejercicio dos veces más y luego descansa.
Ahora, cambia al brazo izquierdo. Levántalo verticalmente hacia el cielo y acompáñalo con la pierna derecha. Repite este movimiento dos veces más y descansa.
Por último, eleva ambos brazos y piernas al mismo tiempo. Realiza este movimiento dos veces más.
En la última repetición, cierra los ojos y descansa.
Este ejercicio no solo mejora tu equilibrio, sino que también crea espacio para el aprendizaje y la conexión con tu cuerpo.